viernes, 20 de enero de 2012

Parte 2: De generación en generación.

Julián cogió las llaves, la cartera, el móvil y salió tranquilamente de su casa. Aún era temprano pero le gustaba llegar con tiempo a las clases. Además hoy se encontrará con Carolina. Sólo era su amiga, pero le encantaba. Cogió su vieja bicicleta y partió por su camino habitual. En un semáforo paró para esperar el permiso para cruzar y cuando lo hizo arrancó. Tuvo que dar un frenazo. Un coche de alta gama iba a toda velocidad y se saltó el semáforo. "Idiota" pensó.
Llegó poco después a la facultad, aparcó la bicicleta y se dirigió a la puerta donde vio a Carolina hablando con un chaval. El se acercó.
- ¡Hola!
- Hola Julián. Te presento a Carlos.
- Buenas - estrecharon las manos - veo que vienes en bicicleta, eso esta bien el deporte siempre es bueno. Pero ten cuidado que la gente va como loca por ahí.
- Lo se, lo se antes por poco me atropella un "flipao"
- Ya ves... Bueno yo me voy. Un placer.
Julián y Carolina le siguieron con la mirada. Vieron como se subía a un coche que estaba mal aparcado cerca.
- Será cabrón. Si es él, el que por poco me atropella.
- ¿El? ¿Seguro? Te estarás equivocando.
. Quizás. Bueno ¿vamos?
- Si.
Entraron en clase y ambos se olvidaron del tema. Quedaron para esa noche ya que se habían apuntado a unas clases de salsa. Cuando Julián llegó esa noche vio que carolina no estaba sola. Allí con ella estaba Carlos.
- Hola le he dicho a Carlos que venga ¿No te importa?
- En realidad yo insistí en venir, espero no aguarte la noche.
- No, no hay problema - gruño Julián.
Entraron y fueron y se fueron alternando para bailar con Carolina. Cuando acabaron las clases decidieron ir a tomar algo y a bailar algo más a un bar cercano.
- Bueno Carlos, ¿Qué tal si nos cuentas algo de ti? No te vi nunca por la facultad.
. Pues nada no estudio trabajo en la empresa de mi abuelo, soy encargado de una fábrica. Pulimentan botellas.
- ¿No será la que está en el polígono junto al vertedero de residuos verdes?
- Si allí mismo.
- Ahí fue donde nos conocimos - Intervino Carolina.
- He de admitir que la vi y aproveché a hablarle. Tenías la cara llena de tierra ¿recuerdas?
- - rió ella - tu muy amablemente y convenientemente me ofreciste tu camiseta para que me limpiara.
- Muy cierto, tu también lo habrías hecho ¿Eh? - dijo guiñando un ojo a Julián.
- Si, supongo.
- ¡Claro que si! Carolina ¿Bailamos?
- ¡Vamos! Ahora volvemos Julián.
Se fueron a bailar algo de salsa y Julián se quedó allí pensando. Veía que estaba de aguanta velas. Se sentía mal. Carolina le gustaba y veía como Carlos se le adelantaba. Los miró bailando "Que bien se arrima" pensó resignado. Cogió la botella y se quedó contemplando la sala. Volvió a posar la vista en ellos. Se estaban besando. El pobre Julián se sintió horrible. Cogió el móvil le envió un Whatsapp a Carolina se levantó y se fue.
Al día siguiente Julián despertó por el sonido de su móvil. No lo miró enseguida y quedó mirando al techo. "Que mala suerte, joder" pensó. Se levantó y buscó su móvil entre sus pantalones, tenía un mensaje.
"Carolina me ha dado tu número. Creo que estás molesto conmigo. Quedemos y lo hablamos. A las 11.00 en la fábrica. Carlos"
Lo leyó con mala cara. Que podría querer decirle, nada que calmara su mal estar eso seguro. Se duchó, se vistió y partió hacia la fábrica. Eran las 10.30 llegaba con media hora de adelanto. Entró. No se parecía nada a las descripciones que le contaba su abuelo cuando le ayudaba en la librería. Preguntó a un trabajador donde podía encontrar el despacho del encargado.
- Al otro lado de los vestuarios, por esa puerta - le indicaron.
Se dirigió allí. Miraba todo con interés esperando encontrar algo familiar de las historias de su abuelo, pero no quedaba ya nada. Todo estaba muy informatizado. Pasó los vestuarios y llegó a la oficina. No había nadie y la puerta estaba abierta así que entró. Era una oficina muy austera. Tan solo archivos en un mueble un par de plantas y una mesa vacía. Recorrió la estancia. "Parece cómoda" y se sentó en el asiento del encagado, de Carlos.
- Mmm - se reclinó y cerró los ojos.
Un golpe sobre la mesa le sobresaltó. Tres hombres vestidos con ropas viejas estaban delante de el.
- ¿El señor Carlos de las Cuevas?
- ¿Eh? No, no soy Julián, un amigo, bueno, conocido suyo.
- Ya, seguro. Nos manda Don Miguel. Así que escucha bien. Tu tiempo se acaba en la fábrica o la remontas o te vas a la puta calle ¿Queda claro?
- No soy Carlos, ya lo he dicho.
- Niño no me vaciles, suerte que eres el nieto de quién eres sino te partía la puta cara de mimado que tienes.
- Que no soy Carlos ¿te lo digo en morse? - Julián se levantó y se fue para la puerta. Más vale quitarse de en medio.
- Nos ha salido chulo el niño - rieron los tres. Uno se acercó y lo cogió del brazo.
- Danos las cuentas, hemos de llevarla.
- ¡Que no soy yo! No tengo ni idea donde están.
- Tu abuelo, dijo que pedirías tiempo. Dijo que si no nos las dabas te dejáramos un recordatorio, que un niñato como tu no le traía en importancia, tiene más esperanzas en tu hermano.
- ¡Dejarme en paz! - grito Julián, asustado ya, mientras intentaba soltarse.
- Bueno, lo hemos intentado.
Los tres se abalanzaron sobre el y empezaron a golpearle. Julián quedó allí tendido, inconsciente, con la nariz rota, algún dedo en una dirección que no debía y totalmente amoratado.
Despertó en urgencias del hospital. Le costaba respirar y no podía mover la mano. Se levantó. Vio a su abuelo Luis y a Carlos. Su abuelo le estaba gritando. No entendía nada. Carlos estaba blanco y parecía que había visto un fantasma.
- Abuelo...
Carlos y Luis se giraron. Vieron que estaba intentando levantarse. Su abuelo corrió y lo empujo hacia atrás.
- No te levantes, todavía, espera a que venga la enfermera.
- ¿Qué haces aquí?
- Llamaron a casa, tus padres trabajaban y solo estaba yo, además me dijeron que estabas en la fabrica de De las cuevas...
- Lo siento - intervino Carlos.
- Calla la boca imbécil - le espetó Luis.
- No abuelo solo ha sido un error... - tosió.
- Calla ya. ¿Que te tengo dicho? si conoces a alguien de la familia De las Cuevas aléjate, no son gente limpia. ¿No recuerdas mis historias?
- Señor yo no...
- Calla. No quiero oírte hablar más.
- El no tiene porque ser así, abuelo...
- Si, claro que sí. Todos lo son.
En ese momento llegó la enfermera. Le hizo una última observación y le dio el alta. Varios días en cama. Pasaron los días. Sólo Carolina le visitó, pero poco rato cada vez. Siempre había quedado con Carlos. Siempre Carlos. Aún así esos ratos le eran suficientes para el. Cuando estuvo recuperado del todo volvió a las clases. Pasó un par de meses antes de volver a ver a Carlos pero una noche, quedó con Carolina y este iba con ella.
- Buenas ¿Cómo estas?
- Aún me duele la mano, pero bien. ¿Y tu que tal? Creo que no estás muy unido a tu familia.
- No mucho la verdad. 
- ¿Se arreglaron tus problemas?
- Mmm Preferiría no hablar de ello.
- Tiene gracia - intervino Carolina - Que os confundieran digo. ¡No os parecéis en nada!
- ¿No? - preguntaron al unisono.
- Uno descarado y el otro tímido. Un rubio y un moreno. ¡Claro que no! En la altura como mucho y creo que Julián es más alto. - Rieron y entraron en el bar. Esta vez dentro había algunos amigos más.
Esta vez la noche fue algo más amena pero en cuanto las cervezas empezaron a surtir efecto a Julián comenzó a hacersele la noche un poco pesada. Le dolía la mano y Carlos y Carolina no se despegaban. Se sentía incómodo. Se levanto y se preparó para irse.
- Julián ¿ya te vas? - Le preguntó Carolina.
- Si, estoy cansado.
- Bueno pues nada, el lunes nos vemos. Descansa. - Julián se dirigió a la puerta.
- ¡aguántala! - era Carlos el que le gritaba - Voy a aprovechar y me echo un piti.
- ¡Qué no fumes! - le dijo Carolina
- Solo es uno ¡ déjame! - todos los amigos rieron.
Mientras Julián esperaba en la puerta. Vio entonces acercarse un coche desde lo lejos a toda velocidad. De un derrape paró delante de Julián. Bajaron tres tipos del coche. Eran los mismos de la otra vez.
- ¡Eh! Tu eres el gilipoyas que estaba en la fábrica. ¡Por equivocarnos Don Miguel nos ha echado! Entre ese estúpido nieto suyo y ese viejo librero inútil, le convencieron. Ahora tu y el, sobre todo Don Miguel vais a pagar por ello.
Dos de ellos se abalanzaron sobre el y lo cogieron en volandas, mientras el tercero abría el maletero. En ese momento salió Carlos.
- ¡Eh! ¡Quietos!- les gritó pero era demasiado tarde. Cerraron el maletero y salieron a toda velocidad.
Carlos quedó allí con cara de tonto. Mil pensamientos se le pasaban por la cabeza. Que hacía que debía de hacer. ¿Se habían vuelto a equivocar? estaba seguro de que su abuelo los había echado...
Salió corriendo. Iría a buscar al abuelo de Julián, sabía que le odiaba, solo ser nieto de quien era, pero el viejo le caía bien y seguro sabría que hacer. Llegó a la casa de Julián y cual fue su sorpresa al ver fuego. La librería de Luis estaba ardiendo. Luis estaba sentado en la acera de enfrente con la cabeza metida entre los brazos mientras los bomberos se afanaban por apagar el fuego.
- Señor Luis, Señor Luis - Ni levanto la cabeza. - Señor Luis ¡han cogido a Julián!
- Lo se, pequeño imbécil. - Le tendió una mano. Había un papel en ella. Carlos lo cogió y leyó "Viego un regalo pa uhté, mientra noh divetiremoh con su nieto. Able aora con su amigo. Qeremos un miyón."
- Lo siento...
- ¡Que te calles! Esto no es culpa tuya. Es tu abuelo como siempre tu abuelo. Ni siquiera es capaz de mantener a sus hombres a raya. Demasiado, esto es demasiado... lo va a pagar ellos y tu abuelo...
- Señor...
- ¡Si lo vas a defender lárgate de aquí! ¡Sois toda la familia igual! ¡Unos cabrones!
- ¡Señor! Quiero ayudarle. Mi abuelo no para de cometer errores ¡y un amigo mío se ha visto implicado dos veces! Le debo esto... además se que a el le gusta Carolina...
- ¡Já! incluso así sois unos cabrones los De las Cuevas. Ayúdame a levantarme, la rodilla me esta matando. Hemos de movernos.
- ¿No deberíamos llamar a la policía?
- Inútiles. Son unos inútiles. Seguro que acusarían a mi nieto de secuestrar a esos matones. Encarguémonos nosotros. Lo primero es cambiarme e ir a ver a tu abuelo.
- ¿a estas horas?
- ¿Me vas a ayudar o no?
- si...
- Pues entonces calla y vamos.

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